lunes, 20 de agosto de 2012

La naranja mecánica





-¿Y ahora qué pasa, eh?


Muy a pesar del autor, Anthony Burgess, La Naranja Mecánica es más famosa que sus otras novelas gracias a la película, que ha sido elogiada en muchas partes, es tema de tesis para estudiantes, obra de culto para geeks y cinéfilos, y objeto de muchas alusiones y parodias. Con todo esto, muchas personas no se han molestado en leer el libro.


La trama es más que conocida: tenemos a Alex, un joven de 14 años que tiene unas aficiones bastante interesantes: la música clásica y la ultraviolencia. Él, junto a su pandilla -a quienes llama drugos- gustan de salir en las noches en busca de alguien a quién golpear, robar o violar.

Una noche, su clásica rutina de asaltar y golpear sale mal, y Alex es abandonado por sus compañeros y arrestado. Pasa 2 años en la cárcel, y con el propósito de terminar pronto, se ofrece para una novedosa técnica de rehabilitación. 

Creo que más de uno sabe de qué trata este ya famoso tratamiento, que toma su base del condicionamiento clásico -Itzel recuerda sus clases de biología por esta reseña-, con esto que Alex pierde su autonomía y su estado es igual al de un perro que es regañado con un periódico por hacer algo indebido. Es a partir de aquí donde aprenderá qué significa la libertad y qué pasa cuando no se es respetada.

Otro punto interesante de esta novela es la manifestación de la brecha generacional que en estos tiempos se manifiesta más que nunca, mostrándola como una novela futurista. Cómo para los jóvenes les es irrelevante la existencia de los adultos, desafiando -aunque más ignorando- su autoridad, y la deformación del lenguaje, más presente ahora que nunca, gracias a los crecientes modernismos y extranjerismos. Después estos jóvenes sin ton ni son "maduran", se "hacen hombres" y tratan de olvidar todo aquello que hicieron en su juventud, viendo a sus generaciones sucesoras como un asunto aparte y fuera de su importancia. 

¿Que si pueden discutirse más cosas sobre esta novela? Claro, y pueden ocurrirse más temas, como la influencia de la música clásica, ese gusto por la ultraviolencia -¿posiblemente el efecto Lucifer del que se habla por ahí?- quién sabe, lamentablemente no puedo responder a estas preguntas, pero me hago mis ideas.

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